Una verdad muy incómoda

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El pasado 3 de octubre tuvo lugar en el cine Capitol de Madrid la première de la película de Al Gore “Una verdad muy incómoda”, secuela de “Una verdad incómoda” (2006). Parece que fue ayer cuando, con el huracán Katrina todavía en la memoria, Gore apeló a la sensibilidad de las sociedades de todo el mundo para visibilizar un problema que, aunque en Europa nos cueste entenderlo, contaba – y cuenta- con muchos negacionistas en EEUU: el cambio climático.

Once años después nada ha cambiado y ha cambiado todo. Con la crisis económica de por medio parece que las decisiones inmediatas necesarias para resolver los problemas financieros mundiales restaron protagonismo al este grave problema que, lejos de desaparecer, se ha hecho cada vez más patente.

La evidencia científica lo demuestra: la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera está provocando un aumento de la temperatura media del planeta, el conocido como calentamiento global. Este calentamiento está derritiendo los polos, cada vez a mayor velocidad, lo que provoca que el nivel del mar suba condenando a muchas poblaciones de zonas costeras a desaparecer.

El calentamiento es además culpable del incremento de la temperatura del agua de los océanos, lo que hace que las tormentas que se forman sean mucho más poderosas y por tanto destructivas. Este incremento también provoca mayores niveles de evaporación y que haya más sequías, contribuyendo a la desertización de amplias zonas del planeta con la consiguiente pérdida de terreno cultivable.

¿Qué provoca esta emisión de gases de efecto invernadero que causa el calentamiento global? Hay diversos focos, pero uno de los que más influye, y en el que Al Gore tiene centrada su cruzada contra el cambio climático, es la quema de combustibles fósiles.

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Hasta aquí poca novedad. El problema es que nuestro sistema productivo actual está construido con el consumo de estos combustibles como base, y esto es incómodo.

Es incómodo porque significa que habría que cambiar todo el sistema, y esto requeriría una gran inversión. Es incómodo porque significa que no podemos seguir haciendo las cosas como las estábamos haciendo, y por lo general las personas tenemos cierta aversión al cambio.

También es incómodo ver cómo a los gobiernos de todo el mundo les cuesta tanto legislar para promover el uso de energías renovables y frenar las emisiones de CO2 que tan dañinas son para la atmósfera. Y aún es más incómodo ver cómo las grandes empresas responsables de la mayor parte de las emisiones no solo no cambian sino que presionan a los gobiernos para proteger sus intereses económicos. Es muy incómodo.

Priman los intereses económicos; aunque lo bueno es que, como demuestra Gore en su documental, la tecnología ha avanzado tanto en los últimos años que ahora es posible que el abastecimiento energético 100% desde fuentes renovables. Hay motivos para ser optimistas, porque las energías eólica y solar son más eficientes desde el punto de vista económico.

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Al tratarse de una transformación tan profunda es necesaria una gran inversión y reconversión, y las grandes y tradicionales empresas energéticas no están por la labor. Y con su presión lastran los avances legislativos en favor de las renovables. Esto sí que es incómodo.

Ya que nos genera incomodidad debemos actuar al respecto. El ciudadano de a pie parece desvalido ante los grandes poderes públicos y empresariales, pero tiene tres armas: su consumo, su palabra y su capacidad de expresarse en las urnas.

La suma de las decisiones de compra de todos los consumidores tiene un efecto real en la demanda de productos y servicios responsables con el medio ambiente. La suma de la palabra de todos los ciudadanos en forma de voto o de manifestación demandando acción a los gobernantes tiene un efecto real en la toma de decisiones de la clase política.

Así que actuemos y traslademos nuestra incomodidad, porque aunque salir del status quo nos resulta incómodo, más incómodo nos resultará sufrir la siguiente sequía, la siguiente inundación o la siguiente tormenta.

María Martínez

Departamento de Marketing Tiendas

 

La lucha contra las consecuencias del cambio climático es un aspecto común a los proyectos de Humana, tanto los relativos a protección del medio ambiente y agricultura social y urbana en España como de cooperación al desarrollo en los países del Sur. 

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