La reutilización de textil es clave para la economía circular

Fuente: Web de la Fundación para la Economía Circular

“La reutilización del textil es clave para la economía circular y la creación de empleo verde. La recogida y reutilización de la ropa post-consumo son elementos fundamentales en la estrategia de economía circular de la Unión Europea”. Así se expresó el Comisario Europeo de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, Virginijus Sinkevičius, tras visitar en noviembre la planta de preparación para la reutilización del textil de Humana Fundación Pueblo para Pueblo, en Leganés, Madrid.

Bruselas impulsa un Plan de acción para una economía circular, uno de los principales elementos del Pacto Verde Europeo, que es el nuevo programa de Europa en favor del crecimiento sostenible. Dicho plan apuesta por una transformación de la economía productiva y el modelo de consumo para conseguir, entre otros objetivos, que los objetos alarguen su vida útil.

Generar menos residuos, la preparación para la reutilización, el reciclaje de fibras textiles y la valorización energética del textil usado que no se puede aprovechar son las principales acciones que permiten aplicar un modelo de economía circular a la gestión del residuo textil. Los gestores de textil postconsumo concentramos nuestros esfuerzos en la reutilización para convertir en recursos aquellos residuos que no puedan ser evitados. Pese a que esta actividad se remonta de modo semi-industrial a los años 70 y de modo informal a mucho antes, la gestión del residuo textil se halla en la vanguardia en economía circular y es esencial en la transición hacia una industria textil menos insostenible.

La reutilización tiene enormes beneficios, no solo en términos ambientales sino también en creación de empleos verdes. Además, el 60% de la ropa comprada en las tiendas de segunda mano como las de la Fundación Humana reemplaza la adquisición de prendas nuevas, lo que contribuye a la prevención de las emisiones de CO2 y de posteriores residuos textiles.

El 40% de la ropa que tenemos en los armarios no se utiliza en todo un año y se calcula que cada ciudadano desecha entre 20 y 30 kg de textil anualmente. Según los informes más recientes, en España se recogieron 110.000 toneladas de residuos textiles en 2019. Apenas representa algo más de un 10% de lo que generamos en nuestros hogares; el resto se tira en otras fracciones y acaba finalmente en un vertedero. Son cifras claramente alarmantes, aún más cuando la recogida selectiva tiene un enorme potencial, dado que el 50% del residuo textil se puede reutilizar y más del 35%, reciclar, de momento, convirtiéndolos en productos de menos valor.

Ante este escenario, sólo puede vislumbrarse un enorme potencial de crecimiento a la vez que mucho camino por recorrer. En primer lugar, contamos con la futura Ley de Residuos y Suelos Contaminados, actualmente en tramitación parlamentaria, que establece objetivos ambiciosos a las entidades locales en relación a la prevención, recogida, preparación para la reutilización, reciclado y valorización de residuos. Entre otras acciones, determina que todos los municipios deberán establecer una recogida separada para el residuo textil antes de 2025 (hoy en día no están obligados a ello), lo que dará un gran impulso a las cifras de recuperación.

En segundo lugar, el horizonte 2025 y la nueva Estrategia de la EU para los productos textiles sostenibles serán el estímulo fundamental para que se formulen diversas iniciativas que derivarán en uno o varios sistemas de Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP). Aquellos que pongan los productos textiles en el mercado deberán dentro de tres años asumir los costes y la gestión de residuos que genera su producto, como ya existe para otras fracciones.

Los gestores relevantes permanecemos atentos a los movimientos que ya están ocurriendo desde los productores de textil, con el fin de que el sistema imperante en el futuro tenga en cuenta y se nutra de la experiencia acumulada. El futuro sistema o la confluencia de varios de ellos debe aprovechar el know how de los gestores de textil para crear un sistema heterogéneo e integrador, con la competitividad, transparencia y la profesionalidad como bandera.

Mejorar los ratios de recogida selectiva, actualmente en torno al 12% del residuo generado, se antoja uno de los retos más inmediatos. Este pasa inevitablemente pasa por una mayor contenerización en la vía pública y por otras medidas que lo complementen principalmente en las grandes ciudades como soluciones puerta a puerta, bajo demanda o la recogida en determinados locales comerciales.

Indudablemente, el futuro sistema que rija en la gestión del textil usado deberá ser muy consciente de que el verdadero valor del textil pasa por su alta capacidad de alargar su vida, es decir, de ser reutilizado. Desde este punto de vista, totalmente alineado con la Jerarquía de Residuos, no será muy improbable que coexistan sistemas mixtos de gestión tanto para la parte reutilizable, como para la parte reciclable. Eso sí, siempre desde la premisa de una recogida selectiva ordenada y cuidadosa con el residuo, que preserve su valor y su potencial de reutilización.

Pero el verdadero reto al que se enfrenta hoy por hoy todo el sector es el de convertir en fibras textiles el residuo post-consumo que no puede ser reutilizado. Hay que pensar que todas las prendas puestas en el mercado, antes o después deberían acabar idealmente en un proceso que las reconvirtiera en hilatura reciclada con la que producir parte de los nuevos tejidos. La tecnología ha avanzado muchísimo en los últimos tiempos, y lo hará más aún más solo si se acompaña de una verdadera demanda por parte de los productores, que por deseo o por imposición, deberán de integrarlo en el nuevo modelo que queremos para el textil del futuro. La tecnología existe, pero el coste de obtener estas fibras recicladas aún no es competitivo. Es cuestión de tiempo que los equilibrios se igualen al igual que es cuestión de tiempo que el consumidor empiece a exigir esta integración.

Estamos sin duda ante un reto de dimensiones ingentes que sin duda empieza a generar grandes oportunidades de empleo verde e innovación que deben de llevar a dar el impulso definitivo a la gestión apropiada de este recurso, siendo fieles a la jerarquía de residuos en la búsqueda de un modelo productivo más circular, en el que primen productos más duraderos y la paulatina reintroducción del textil reciclado en la cadena productiva.

@Rafael Mas

Director de Proyectos y Relaciones Externas de Humana Fundación Pueblo para Pueblo

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