¿Es sostenible el fashion sharing?

La industria de la moda sigue viviendo una auténtica catarsis, incentivada por la necesidad de encontrar un modelo más sostenible que reduzca su gigantesco impacto sobre el Planeta.

La transformación digital que vive la sociedad, unida a la crisis sanitaria global iniciadas a principios de 2020, también están ayudando a esta reinvención de la industria textil.

En este contexto, proliferan nuevas fórmulas y soluciones, alentadas tanto por parte de los grandes players on y off line como desde start ups y otros proyectos nacidos 100% en el universo digital.

Todo ello se traduce en nuevas modalidades de consumo y de acceso a la ropa y el calzado.

Un ejemplo es el alquiler de prendas y complementos o fashion sharing, que cuenta con dos grandes modalidades:

  • Plataformas que ofrecen una suscripción mensual, una fórmula ideal para embarazadas, para vestir a bebes y niños y niñas de corta edad dado que su ropa enseguida se ‘queda pequeña’, o para aquellos que quieran probar una marca antes de decidirse a comprarla o ‘estrenar’ cada mes. Un ejemplo en estos dos últimos casos sería Ecodicta. La start up Lapona encajaría con el primero de ellos.
  • Plataformas que permiten el alquiler ocasional (más enfocadas a productos de lujo o eventos, como fiestas o bodas). Lamasmona encajaría con este perfil de plataforma.

Es evidente que esta forma de consumo colaborativo favorece una menor demanda de prendas nuevas y que ello supone una disminución del impacto ambiental de la industria de la moda. Favorecen, al mismo tiempo, la tan ansiada circularidad.

Ofrecen asimismo la posibilidad de acceder a productos de valor añadido a precios ajustados. ‘Democratizan’, por tanto, cierto tipo de artículos.

Sin embargo, tal y como apuntan desde OCU, “desde un punto de vista ecológico tampoco son la panacea si solo cambian el ir de compras por alquilar ropa nueva cada mes perpetuando la cultura del hiperconsumo textil”.

Además, para que el modelo funcione, tenemos que partir de prendas de calidad y cierta durabilidad, que aseguren un ciclo de vida lo más largo posible. El ecodiseño es el primer y fundamental paso en este sentido.

La durabilidad es capital tanto para que sea rentable para la propia plataforma de alquiler, como para que ese efecto positivo sobre el medio ambiente sea mayor.

No obstante, las prendas, irremediablemente, agotarán este ciclo de vida, saliendo por tanto del circuito de alquiler y convirtiéndose en un residuo.

O no, dado que estamos seguros de que seguirán manteniendo la capacidad de ser reutilizadas por otra modalidad de cliente y a través de otro tipo de canal de distribución, como pueden ser las tiendas de moda de segunda mano. Para ello, es necesario conectar a las plataformas de alquiler con los especialistas en segunda mano, logrando así mayor circularidad para la moda.

@RafaelMas

Director de Proyectos y Relaciones Externas

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