Al final de mi aventura en Zambia acabé convencida de que he conocido a personas realmente inteligentes, con capacidad, y que lograrán hacer grandes cosas en su vida. Personas generosas que anteponen el tú al yo en todo momento, que están dispuestas a entregar todo lo poco que tienen; personas orgullosas de su país; personas amables, sonrientes y alegres; personas que valen muchísimo: personas magníficas, pero que verdaderamente necesitan un ambiente que les acompañe y en el que puedan vivir y realizarse.
Necesitan imperiosamente oportunidades que les sigan proporcionando alicientes, incentivos y fuerzas suficientes para seguir adelante con sus expectativas de progreso y sus sueños.
Esto último es lo único que me entristecía un poco cuando se iba acercando la hora de partir, de regresar a Europa, al “otro mundo”, porque realmente lo es, es un mundo diferente al de mis amigos de Ndola. Pues las opciones que ellos tienen de medrar en la vida son increíblemente limitadas en comparación con las que nosotros tenemos aquí. Ello suscitaba en mí el temor a que ese entusiasmo por hacer cualquier cosa, lo que sea…, ése que les sobra a aquellos jóvenes que acaban la educación secundaria gracias al esfuerzo de sus familias, se convierta un día en frustración y desánimo, y al final, desidia por la vida… como me parecía atisbar claramente en la cara de los bebedores de las cantinas que también encontrábamos casi en cada esquina…
De hecho, en general la figura más triste del hogar era la del padre porque pocas madres de los 80 grupos de apoyo que asistíamos (solían estar formados mayoritariamente por mujeres) tenían unos maridos dignos… Los demás se emborrachaban, habían muerto, o se habían ido de casa. La falta de la figura paterna en las familias marcaba bastante a los niños.
En cuanto a la riqueza y diversidad tanto natural como cultural de Zambia, no se me pueden olvidar las dos semanas excepcionales que pasamos en la Provincia del Sur, concretamente en Kalomo y Livingston, visitando el proyecto ‘Farmer Club’, de Humana, y las cataratas Victoria, respectivamente.
Para terminar, sé que la experiencia me ha aportado mucho más de lo que puedo llegar a describir. Aún es muy pronto para conocer el calado real que han tenido en mí las situaciones, las conversaciones y las vivencias en general… aunque si me tuviera que quedar con algunas palabras que consiguieran expresarlo, más podrían ser prudencia, fortaleza, templanza y esperanza. Por mi parte… no sé qué he podido aportar. Quizás, cercanía y compromiso.
El regreso a España trato de llevarlo con filosofía… al principio sentí mucha alegría por el encuentro con la familia y con los amigos; sin embargo, durante los días siguientes va creciendo el sentimiento de tristeza por las personas que has dejado de ver y las tareas que has dejado de desempeñar… Los días pasan y te das cuenta de que todo aquello que no te gustaba de tu cultura se hace a cada momento más insoportable y sin sentido. Pero todo esto está en una constante lucha interior, procurando buscar también lo positivo, con la emoción de haber aprendido a vivir de otro modo y de poder aportar algo al cambio de ese sin sentido.
La experiencia como cooperante en África con Humana me ha dado esas energías y fuerzas tan necesarias para insistir en la axiología de los inquietos y los soñadores… y, desde ese punto de vista, es una experiencia que le recomiendo a todo el mundo.
Tampoco puedo dejar de mencionar aquí lo agradecida que estoy a todas las personas (compañeros, miembros de grupos de apoyo y de clubes juveniles) que nos invitaron a pasar a sus casas en Ndola (provincia Central) y en Kalomo (provincia del Sur), que a veces hasta cocinaron para nosotros, deseosos de que conociéramos su modo de vivir junto a sus familias. Nos ofrecieron lo mejor que tenían y nos dedicaron su tiempo como si fuéramos alguien especial…
…desearía que algún día pudiéramos recibirles de la misma manera entre nosotros.
Fina Cabrera
Cooperante
Espero algun dia tener la oportunidad y el valor suficientes para vivir una experiencia así. Enhorabuena por el articulo, me has conmovido profundamente. Estoy segura de que nunca olvidaras nada de lo que has conocido, hecho o visto, al igual que Zambia nunca te olvidara a ti.