No hay cooperación sin derechos humanos

Si nos preguntamos si la cooperación al desarrollo y los derechos humanos constituyen dos líneas de trabajo que deben caminar juntas, todos responderemos afirmativamente. La cuestión clave sería cómo hacerlo de manera efectiva. Uno de los grandes avances ha sido la incorporación de los derechos humanos en el concepto de desarrollo y como eje transversal en las estrategias de este concepto. Esta nueva conceptualización implica un reconocimiento de la necesidad y una voluntad de cambio para que ambas líneas de acción puedan marchar unidas.

La perspectiva de género no puede desligarse de los derechos humanos. La aplicación del Enfoque Basado en Derechos Humanos –EBDH– en la Cooperación implica tener en cuenta los derechos de las mujeres y los principios básicos de participación, igualdad y no discriminación. Esto requiere al mismo tiempo un análisis de las relaciones de género (de poder y de subordinación de las mujeres) como principales factores de desigualdad, por un lado, y la inclusión y participación de las mujeres en todas las fases del desarrollo, por otro. Este es precisamente el paradigma que plantea el enfoque GED –Género en el Desarrollo-. Sólo así se conseguirá un análisis real de la situación de las mujeres que hará posible el diseño de estrategias adecuadas eficaces y sostenibles.

El EBDH está presente en las estrategias de desarrollo y en sus prioridades como eje transversal. Sin embargo, permanece en un plano superficial, como una concepción y una obligación impuestas, sin que éstas constituyan en sí un elemento clave para la asignación de recursos. Algunas de las principales barreras en este sentido son la falta de un análisis exhaustivo de las capacidades tanto de los titulares de derechos, y específicamente de las mujeres, como de los titulares de deberes, para su realización y protección; la falta de participación de todos los actores involucrados en el diseño de estrategias de desarrollo; la escasa voluntad de los titulares de deberes de actuar; y la escasez de mecanismos eficaces, transparentes y accesibles para rendir cuentas.

Afortunadamente, existe un esfuerzo cada vez mayor para aplicar los marcos normativos de los derechos humanos y de desarrollar  estrategias que no contengan únicamente un componente de género o políticas específicas para mujeres que aislan a los hombres sin tener en cuenta las relaciones de género.

Marta Mansilla

Departamento de Proyectos

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