Hoy día 5 de octubre se conmemora el Día Mundial del Docente, tal y como dice la UNESCO, «para celebrar la función esencial del profesorado en la prestación de una enseñanza de calidad en todos los niveles». Irónico, teniendo en cuenta que diversas fuentes cifran en 68.000 los profesores que ayer se manifestaron en contra de las medidas que algunas administraciones están tomando (las famosas 20 horas lectivas)
Es evidente que corren tiempos convulsos para el profesorado. Desde ciertos sectores de la sociedad se les acusa de haberse convertido en una élite que goza de una calendario de vacaciones sin parangón y un horario laboral envidiable. Una élite formada, en algunos casos, por profesionales de la docencia que lo son no por vocación y dedicación, sino porque cayeron rendidos ante la combinación trabajo fijo + salario digno + horario estupendo… aunque en realidad su deseo era convertirse en arqueólogos.
Ayer escuché por la radio a una profesora interina indignada por los recortes, porque lleva 20 años tratando de obtener la plaza. La pregunta que se han hecho algunos es la siguiente: ¿quizá el hecho de que lleve dos décadas intentándolo no será una sospechosa prueba de que, o no vale para esto, o no se ha esforzado lo suficiente?
Polémicas al margen, quede aquí mi más sincero homenaje a todos aquellos maestros y maestras del mundo, desde aquellos que recorren cada día 15 kilómetros a pie para acudir a su escuela en un pueblo remoto de África, a aquellos que fueron mis profesores, de los que guardo, salvo excepciones, un emotivo y grato recuerdo, porque gran parte de la persona en la que me he convertido es gracias a ellos y ellas.
Claro queda, además, que la educación, la cultura, el placer de aprender, de entender y de explorar mundos nuevos a través del saber son la mejor receta contra la injusticia de este planeta. Education for all!!
Rubén González
Departamento de Comunicación