La semana pasada tuvimos la oportunidad de visitar en Caixaforum Madrid la exposición fotográfica ‘Haití 34 segundos después’, compuesta por imágenes de Emilio Morenatti y Marta Ramoneda, así como por montajes audiovisuales de Oriol Gispert.

Al margen del gran documento gráfico sobre la catástrofe que suponen las fotografías y de la bella factura técnica de buena parte de ellas, sorprende ese halo de humanidad que despide toda la exposición: en mitad del drama que supuso el terremoto, siguió quedando espacio para gestos sencillos, cotidianos, cargados de simplicidad y a la vez de gran simbolismo, teniendo en cuenta el contexto en el que se desarrollaron: unos niños jugando al fútbol, dos jóvenes tratando de asearse con un poco de jabón y el agua que brota de una alcantarilla, una voluntaria dando clases en uno de los campos de refugiados, la mirada de un niño a un inmenso mar de tiendas de campaña de uno de estos campos.

Y es que pesar de todas las contradicciones e injusticias que caracterizan nuestro comportamiento, tal y como se decía en el spot televisivo de una conocida marca de bebidas, «el ser humano es extraordinario«.

La exposición Haití. 34 segundos después evoca el esfuerzo de la población haitiana y de las  organizaciones no gubernamentales para enfrentarse a la emergencia humanitaria causada por el  devastador terremoto del 12 de enero de 2010, de magnitud 7,3 en la escala de Richter, que afectó especialmente a la capital haitiana.

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